El cuarto se vuelve su refugio. Se cierra la puerta, se apagan los diálogos… y para muchos padres y madres comienzan las preocupaciones. ¿Está todo bien? ¿Se está aislando? ¿Es normal? Este artículo busca ayudarte a comprender ese comportamiento, sin miedo ni invasión. Dolores Mosquera, psicóloga clínica especializada en trauma, nos dice que la “privacidad no es aislamiento. Es el espacio desde donde el adolescente se reinventa.” Durante la adolescencia, buscar privacidad es una necesidad. Es una forma de construir identidad y autonomía. No siempre es señal de conflicto.s hablen con su comportamiento más que con sus palabras.” Es importante, por tanto, prestar atención a esos cambios que se producen en nuestros hijos/as de manera sutil, ya que rara vez serán ellos mismos quienes lo digan abiertamente. Hacerles muchas preguntas que, posiblemente, ni ellos sepan contestar, puede provocar que se cierren más y que no acudan a nosotros para pedir ayuda.
“Aunque parezca que no nos escuchan, siempre están observando cómo les hablamos.”

— Laura Gutman, psicoterapeuta

Sin embargo, puede haber ocasiones que este aislamiento tenga un motivo concreto y nos hayamos percatado que es mayor a lo usual. Será importante, entonces, observar si el encierro es total y se prolonga, si hay tristeza constante, falta de energía, o signos de malestar emocional o si se acompaña de otras señales como aislamiento social, bajo rendimiento escolar o cambios en el sueño.

¿Qué podemos hacer desde casa?

    • Respetar su espacio, pero no desaparecer.
    • Establecer pequeños momentos de contacto (comida, paseo, serie).
    • Observar sin invadir: hábitos, estados de ánimo, uso del móvil, etc.
    • Expresar desde la conexión, no desde el miedo: “Te noto distinto, ¿quieres hablar?”
Encerrarse puede ser una forma de protegerse. Pero lo esencial es que no se convierta en un lugar desde donde se desconecten del mundo y de sí mismos. Tu presencia, aunque silenciosa, puede ser más valiosa de lo que imaginas.
 lo que más necesitan los adolescentes es alguien que esté cerca, aunque parezca que no lo quieren.

Daniel J. Siegel