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    Preguntas frecuentes

    No existe un momento mejor o peor. Iniciar un proceso terapéutico puede ser útil cuando se observan cambios emocionales, conductuales o relacionales que generan malestar o interfieren con el día a día. A veces basta con sentir que necesitamos un espacio para comprender y acompañar lo que está ocurriendo, ya que nosotros mismos no hemos encontrado las herramientas para gestionarlo.

    La primera sesión es un espacio para conocernos, hacer una primera entrevista conjunta y comenzar a construir un vínculo de confianza. Si se trata de un adolescente, puede incluir un primer momento con la familia y luego un espacio individual. No es necesario tener todo claro: el proceso empieza justo ahí, en lo que se puede ir nombrando y explorando juntos.

    La cantidad de sesiones varía según cada caso. Algunas personas encuentran alivio y herramientas en pocas sesiones, mientras que otras necesitan un acompañamiento más prolongado. Lo importante es que el proceso tenga sentido, sea flexible y se adapte a la evolución y necesidades de quien consulta. En general, el ritmo suele ser semanal o quincenal y se va evaluando en conjunto.

    Ambas son compatibles y pueden realizarse de manera simultánea. Sin embrago, cada una ofrece grandes aportes a la persona:

    La terapia individual brinda un espacio íntimo y personalizado, ideal para trabajar temas específicos con mayor profundidad. Los grupos de apoyo invitan a la contención, identificación y el valor del intercambio con otras personas que están atravesando situaciones similares.

    Es común que los adolescentes se muestren reticentes al principio. En lugar de obligarlos, lo ideal es abrir un diálogo respetuoso: escuchar sus motivos, explicar para qué podría servir la terapia y mostrarla como un recurso, no como un castigo. A veces es útil que los adultos vengan a una primera consulta para recibir orientación sobre cómo abordar el tema y encontrar la mejor forma de invitar al adolescente a participar.

    En la modalidad presencial, las sesiones serán abonadas después de cada consulta en efectivo o bizum. En la modalidad online, las sesiones se abonan por transferencia bancaria u otras plataformas de pago digital.

    Si necesitas cancelar o reprogramar una sesión, te pedimos que lo hagas con al menos 24 horas de anticipación. Esto permite reorganizar los horarios y ofrecer ese espacio a otra persona. Las cancelaciones con menos de 24 horas o las inasistencias sin aviso se abonan igualmente, salvo en casos excepcionales que se evaluarán en cada situación.