
Crecer no es fácil. Y hacerlo en una sociedad exigente, hiperconectada y a veces poco empática, puede hacer que muchos jóvenes se sientan solos o incomprendidos. Los grupos de apoyo mutuo, en Espacio Henko Zaragoza, son entornos protegidos y guiados, donde los jóvenes pueden compartir sus experiencias, emociones, inseguridades y desafíos cotidianos.
A través de la escucha, la empatía y el intercambio genuino, van descubriendo que no están solos y que hablar de lo que sienten puede ser el primer paso hacia el alivio y la transformación. Es a través de la relación con los demás cuando creamos estados emocionales y de apego que nos protegen y que nos hacen sentir parte de una comunidad.
Acompañar la adolescencia de un hijo o hija puede despertar muchas preguntas, inseguridades y emociones. En Espacio Henko entendemos que las madres y padres también necesitan apoyo, contención y herramientas para transitar esta etapa tan desafiante.
"¿Estaré haciéndolo bien?", "¿Cómo puedo ayudarle?", "¿Y si me está ocultando algo?" Son preguntas comunes durante la adolescencia. Esta etapa puede remover muchas cosas en la vida familiar: dudas, miedos, discusiones, sensación de distancia. A veces, lo más necesario es poder hablar con otras personas que están viviendo lo mismo.
Los grupos de acompañamiento familiar en Espacio Henko Zaragoza ofrecen un entorno cuidado para compartir experiencias, validar emociones y sentirse acompañado/a. Escuchar y ser escuchado/a por otras familias genera alivio y conexión.
A través de contenidos prácticos y recursos aplicables, brindamos estrategias para mejorar la convivencia, la comunicación familiar y el bienestar conjunto. No se trata de tener todas las respuestas, sino de aprender a estar presentes de otra manera.
Los grupos de apoyo para docentes de Espacio Henko son un espacio seguro, confidencial y sin juicios donde el profesorado puede compartir experiencias, gestionar el estrés emocional del aula y encontrar nuevas formas de cuidarse mientras cuida a su alumnado.
En un entorno educativo cada vez más exigente, estos encuentros ofrecen un lugar para parar, poner palabras a lo que pesa, comprender mejor las propias emociones y recuperar recursos personales para afrontar el día a día con más calma y claridad. A través de dinámicas vivenciales, reflexión conjunta y herramientas prácticas, los docentes fortalecen su bienestar, mejoran su autocuidado y se sienten acompañados por otros profesionales que viven realidades similares.
Un espacio para sostener lo que cuesta, celebrar lo que funciona y construir, entre iguales, una manera más saludable de ejercer la docencia.
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